viernes, 29 de enero de 2016

Cross My Heart, Hope to Die - Capítulo 22 - En agua caliente

<<<Capítulo Anterior

A la mañana siguiente, Emma y Ethan llegaron al estacionamiento en el Resort Clayton. El descabalado hotel estaba situado contra las montañas en las afueras de Tucson, lejos de carreteras y el tráfico de la ciudad y estaba rodeado por la belleza natural de las rocas rojas y cactus floreciendo. Un grueso bosque de jabi y mezquite rodeaba el resort, protegiendo sus jardines y piscinas de las miradas entrometidas.
Yo me había colado en las fuentes termales docenas de veces con el grupo del Juego de las Mentiras. Era el sitio donde algunas de nuestras mejores bromas habían sido planeadas. También era donde mis maravillosas amigas me habían tomado desde atrás, me arrojaron en el maletero del auto de Laurel, y me condujeron al desierto para ahorcarme con mi propia cadena.
Ethan había estado pidiendo venir por semanas, y luego de la escena en el hospital el día anterior, la necesidad de relajarse de Emma había superado su resistencia a romper las reglas. Su cuerpo dolía por completo. El estrés de las últimas semanas se había establecido en sus hombros como una pesa, dejando su espalda llena de nudos y su cuello adolorido. Lo único por lo que no estaba ansiosa era deambular en el desolado y temible desierto, pero Ethan estaba con ella.
           - ¿Estás lista? – Ethan preguntó cuando caminaron a través del estacionamiento.
           Emma abrazó el bolso playero de rafia de Sutton. Miró a su alrededor, intentando ignorar el sentimiento de que estaba siendo observada. Cada vez que salía de casa se sentía súper atenta de todos los sitios para ocultarse a su alrededor, todos los lugares en que Becky pudiera estar. – Ahá, - dijo intranquila.
           Ethan, quien llevaba un bañador rojo y una remera con un estampado de un póster antiguo de la película japonesa Godzilla, le tomó la mano reconfortándola. Emma miró a su alrededor para orientarse, luego guió a Ethan por un angosto rastro de ciervo poco iluminado. Las luces del resort titilaban ocasionalmente a través de los espacios en los árboles, pero de otro modo, estaba oscuro. Había restos de nubes en el cielo, cubriendo las estrellas. La piel de Emma se sentía erizada.
           - Odio no saber dónde está Becky, - susurró.
           Emma lo había puesto al día con todo poco después de llegar a casa la noche anterior. Ethan quiso ir a su casa, pero Emma lo pospuso diciendo estar exhausta. Eso era parcialmente cierto. Tampoco quería que Ethan venga cuando Thayer seguía en el jardín delantero. No había mencionado que el ex de Sutton estaba ayudando al Sr. Mercer, y no necesitaba que Ethan se ponga raro y celoso por eso.
           Ethan asintió. – Yo también. Pero no voy a permitirle que te haga daño, - dijo firmemente, tomándole la mano.
           Emma se mordió la uña del pulgar, recordando la noche en el estudio de cine cuando el mensaje apareció en su auto. Quien sea que lo haya dejado había estado escuchándolos hablar—estaba segura de ello. Eso significaba que el asesino—Becky—sabía que Ethan estaba informado de su secreto. ¿Becky siquiera dudaría de deshacerse de Ethan si necesitara hacerlo?
           Esa idea la atravesó como una bala, y se detuvo a medio camino. – Prométeme que serás cuidadoso, - dijo urgida. – Si ves a Becky, no hagas nada valiente o estúpido. Ella es peligrosa. Y no puedo soportar la idea de perderte.
           - No me perderás, - dijo él. – Va a estar bien. Siempre y cuando estemos juntos, ella no puede herirnos.
           Emma tragó saliva. Con los brazos de Ethan a su alrededor, tan protectores, se sentía casi segura. – Bueno, - susurró.
           Cuidado, pensé. No puedes permitirte bajar la guardia. Becky es más fuerte e inteligente de lo que parece.
           - ¿Quieres hablar al respecto? – Ethan preguntó. – Sobre… ¿sospechosos? ¿Qué hacer con Becky?
           Emma se sintió culpable. Por mucho que necesitaba enfocarse en la investigación, se había permitido que eso consuma su relación. Ethan se merecía una noche libre de jugar a ser Nancy Drew. – Simplemente seamos nosotros un poco, - dijo, y su corazón se derritió al ver su cara iluminandose.
           - Suena bien para mí, - Ethan dijo, besándola suavemente y derritiendo la tensión en sus extremidades. Ella se inclinó hacia él, amando la forma en que sus cuerpos encajaban.
           - Vamos, - él murmuró, dando un paso atrás y llevándola por el camino.
           Las termas estaban en un pequeño claro, decoradas con rocas rojas e iluminadas por unos focos colocados discretamente en los árboles del lugar. Salía un seductor vapor por la superficie. – Es bello, ¿no? – Emma dijo, mirando a Ethan.
           Pero él no estaba mirando a su alrededor, admirando el paisaje. En vez de eso, él la estaba mirando a ella con tanta atención que la hizo sonrojar.
           - eres bella, - él susurró.
           Ella dio un paso al frente silenciosamente y tocó su mejilla, quedando hechizada por la tranquila y pacífica tarde. Ethan cerró sus ojos con largas pestañas, y ella trazó la línea de su mandíbula, la perfecta línea del labio inferior, sus mejillas.
           Él la abrazó y la besó, con más intensidad esta vez. Sus labios se abrieron junto a los de él mientras él le pasaba su mano por el pelo. Todos sus otros pensamientos desaparecieron de su mente. Ella pasó sus manos por bajo su remera,  subiendo por la rígida V de los músculos de su estómago, antes de quitarle la remera. Él tiró el vestido que ella se había puesto sobre el bikini, dejándolo en el suelo junto a su remera.
           Sus respiraciones eran superficiales y rápidas. Ella lo tomó de la mano. Lentamente, mirándolo a los ojos, ella lo llevó hacia las termas. El agua se agitaba contra ella, demasiado caliente, casi dolorosa en un principio. Se sentaron en la banca de piedra, de espaldas al costado de la piscina.
           - Eres increíble, ¿lo sabes? – Ethan finalmente susurró.
           Ella puso su mejilla sobre su corazón sintiendo el fuerte pulso en su pecho. – Tú también lo eres, - ella dijo. – Nunca conocí a alguien como tú antes.
           - Los chicos como yo vienen por docena, - él bromeó. - ¿A qué chico no le gusta la poesía y la astrofísica? – ella se rió suavemente, pero luego sus ojos se pusieron serios. – Emma, tú eres la especial. No puedo creer que te he encontrado. No puedo creer que seas mía.
           - Estoy feliz de que me encontraras, - ella murmuró. – Y soy tuya.
           Él puso su frente contra la de ella, mirándola directamente a los ojos. Tomó aire. – Emma… te amo.
           Los labios de Emma se separaron. Ella se alejó un poco, poniendo la cara de él en sus manos. – Yo también te amo, - susurró. Era todo lo que alguna vez quiso—ser amada, encontrar a alguien quien la entienda. Encontrar a alguien con quien pudiera compartir todo.
           Se adentraron más en el agua. Emma puso sus piernas alrededor de la cintura de Ethan, y él la sostuvo, llevándola a la parte de donde venían las termas, donde el agua era más caliente. Ella lo besó juguetonamente—en su cuello, sus hombros, su boca. La mano de Ethan delineaba la parte de atrás de su cabeza, moviéndose sin parar en su cabello, y luego bajaron, para encontrar el nudo de su bikini tras su cuello. Él jugó con este por un momento antes de que ella se diera cuenta  de lo él estaba haciendo.
           - Espera, - suspiró, tomando aire. Puso una mano en su pecho. Sintiéndose repentinamente expuesta y nerviosa.
           Ethan se mordió el labio. – Lo siento, - dijo, luciendo avergonzado. Alejó sus manos de ella. Ella se sacó un mechón húmedo de los ojos.
           - Ethan, es sólo que… quiero, pero no ahora. Es demasiado público.
           Sus ojos miraron a todo el alrededor del claro, estudiando las rocas, la superficie del agua—todo menos su cara. – Demasiado público para… ¿qué? – él preguntó con timidez. – Lo que quiero decir es que… ¿tú quieres…? ¿Estás pensando en…? A mí me encantaría—
           - Sí, - Emma lo interrumpió. – Me encantaría también. – Ella se había estado imaginando su primera vez con Ethan desde que habían empezado a salir, aunque no había tenido suficiente valor para confesarlo hasta ahora. Tampoco sabía si estaba lista. Pero ahora, sabiendo que él la amaba, sabiendo que ella lo amaba, estaba segura.
           - Quiero compartir eso contigo, - ella continuó. – Yo nunca… nunca lo he hecho antes.
           - Yo tampoco, - dijo Ethan. Él puso su mano bajo el mentón de Emma, y ella lo miró a los ojos. – Cuando sea el momento correcto, será especial para ambos.
           Se besaron un poco más después, pero más lentamente, sin la misma agitación. Entre la calidez del agua y la sensación del abrazo de Ethan, Emma se había relajado completamente. Sobre sus cabezas, las estrellas brillaban en el claro cielo desértico. Un coro de grillos les daba una serenata desde las ramas de un árbol cercano. Esta fue una idea perfecta, Emma pensó. Dejar ir su miedo por unos minutos, olvidar el corazón roto y la furia y terror que Becky le trajeron. ¿Qué habría hecho si no hubiera podido compartir todo eso con Ethan?
           Pero a pesar de que yo esperaba que Ethan pudiera proteger a mi hermana, yo estaba lejos de estar segura. Becky era impredecible y peligrosa—y estaba allí afuera en algún lugar en la oscuridad. Y si había tratado de atropellar a Thayer esa noche en el cañón, ¿Intentaría deshacerse de Ethan también?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)

Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)