Los
pasos de Becky desaparecieron lentamente en la aterciopelada oscuridad, hasta
que no había sonido en el cañón aparte del viento haciendo eco tristemente
entre los árboles. A esta hora, incluso los grillos estaban en silencio. La
luna lucía fantasmal, brillando entre las nubes andrajosas y proyectando
extrañas sombras en todo el claro, retorcidas y grotescas. Abajo a lo lejos,
las luces de Tucson se extendían a mis pies. Me sentía más sola de lo que nunca
me había sentido en mi vida.
La
brisa se siente fuerte en mis mejillas húmedas, y me llevo las manos a la cara
por un largo momento, escondiéndome del mundo como lo hacía cuando era una
niña. Entre la oscuridad y todo el llanto que he tenido esta noche, mis ojos comienzan
a sentirse fatigados. La presión de mis palmas me calma, silenciando mis
alrededores—pero no puede silenciar los recuerdos que siguen apareciendo en mi
cerebro. La pelea con Thayer, después de que había pasado tanto tiempo
esperando por verlo. El accidente, el terrible sonido de crujido de la pierna
de Thayer quebrándose cuando mi propio auto se abre paso contra él, conducido
por alguien que no pude ver. Mi padre, viniendo a decirme que yo era su abuela,
que mi madre biológica s su hija Becky. Y luego la misma Becky—mi triste y
atormentada madre biológica—diciéndome que allí afuera en algún lado, tengo una
hermana gemela.
Pienso
en mi viejo sueño, en donde mi reflejo saldría del espejo y jugábamos juntas.
Siempre me despertaba sintiendo en paz y triste de alguna forma. Nunca quería
dejarla, a esta otra niña que lucía como yo pero que no era yo. Una parte de mí
siempre lo ha sabido, ahora me doy cuenta. Una parte de mí siempre la ha
extrañado.
La
rabia fluye por mi cuerpo. Me agacho y recojo un puado de rocas, lanzándolas
con tanta fuerza como puedo por la ladera del cañón. Los músculos de mi hombro
se doblan y duelen por el esfuerzo. Estoy enojada con Becky. Estoy enojada con
mis abuelos. Porque no pudieron solucionar sus problemas, me han mantenido
lejos de mi gemela. Me han negado a la única persona quien podría haberme
entendido, quien podría haberme hecho sentir menos sola. Duele, incluso más que
los años preguntándome por qué mi madre biológica me había abandonado, por qué
mis padres querían más a Laurel. Duele porque sin esta pieza que falta, nunca
me sentiré completa.
-
¡Egoísta! – grito, soltando otra pieza en el aire nocturno. - ¡Todos ustedes….
Son…. Simplemente… egoístas! – mi voz hace eco en el cañón rebotando cada vez
más débil hasta que desaparece. Luego mis manos quedan vacías. Me quedo parada
allí por un momento, mi respiración es agitada, mis dedos están apretados.
Podría recoger más rocas. Podría arrojarlas toda la noche.
Pero
de repente pensé en la cara devastada de Becky, delgada y con marcas de
lágrimas, su sutil parecido indiscutible a mí. Recuerdo la mirada afligida de
mi abuelo cuando le grité temprano esta noche. Y la rabia comienza a drenarse,
como el agua de una esponja.
Estoy
lejos de perdonarlos. Pero quizás, sólo quizás, se han castigado lo suficiente
a sí mismos por sus errores. Ya han sufrido más de lo que yo les desearía.
Algo
cruje en los arbustos. Me detengo y escucho, mi corazón se acelera, pero sea lo
que sea se queda en silencio. Alguna criatura nocturna camino a casa,
probablemente. Dándole la espalda al paisaje urbano, me siento de nuevo en la
banca, exhausta. Debería comenzar a bajar hacia el estacionamiento, y cruzar la
calle hacia la casa de Nisha para hacer que alguien me lleve a casa. Pero no
quiero ver a ninguna de mis amigas ahora mismo. Siempre están esperando que
muestre la más pequeña señal de debilidad. La única persona que permitiría que
me vea así de vulnerable es Thayer.
Saco
mi teléfono y bajo hasta el número de Thayer—no tengo señal aquí, pero sólo
quiero mirar su foto. Es mi foto favorita de él, mirando por sobre la cumbre
Wasson. Thayer normalmente sonríe con superioridad para la cámara, y a pesar de
que amo esa arrogante y característica sonrisa de él, logré tomarle esta foto
antes de que lo notara. Este lado pensativo y serio de Thayer—este es quien es
él cuando está conmigo.
Suspiro,
mirando la foto y parpadeando para suprimir lágrimas. Amo a Thayer. Cuando no
estamos peleando, somos perfectos. Nos hacemos más fuertes entre nosotros. Lo
único que nos separa son los secretos que hemos guardado, las mentiras que nos
hemos dicho. Thayer era quien quiso mantener nuestra relación en secreto. Y yo
estuve de acuerdo. No quise herir a Garrett o a Laurel o a Madeline.
Pero
estoy cansada de las mentiras. Todo esto de escabullirnos es tan malo como los
secretos que mis padres me ocultaron. Hemos herido gente, incluso a nosotros
mismos. No tengo miedo de lo real que es nuestro amor, y no me importa
quién lo sepa.
Respiro
profundamente ese frío y vigorizante aire nocturno. Voy a terminar con Garrett
y estar en público con Thayer. Garrett estará herido, lo sé. Su cara se pondrá
morada con la rabia, y va a decir cosas malvadas y feas. ¿Pero no es mejor, a
fin de cuentas, quitar la tirita ahora mismo? Quedarme con él por más tiempo
sería darle falsas esperanzas.
Abro
un email de nuestra cuenta secreta en mi teléfono y comienzo a escribir,
vencida por la repentina necesidad de decir todo esto, de hacerlo mientras las
emociones están frescas y vivas. Querido Thayer, comienzo.
Y
luego sigo escribiendo. Le digo todo lo que me he guardado por tanto tiempo.
Que estoy lista para pasar a la siguiente etapa de nuestra relación. Que lo
amo. Todo me sale a borbotones.
Y
entonces escucho otro sonido, otro suave crujir en los arbustos. Me detengo,
mis nervios cantan. No me suena como un animal.
Alguien
está en el cañón conmigo.
-
¿Hola? – llamo. Quizás Becky volvió para decirme más sobre mi hermana. O quizás
mi papá vino a buscarme.
Pero
no hay respuesta.
Mi
sangre comienza a latir más rápido otra vez, mi pulso martillea en mis oídos.
Guardo el borrador y me levanto de la banca, pero o puedo ver más allá de los árboles
y rocas que rodean el pequeño claro.
Podría
ser Madeline—Thayer podría haberla llamado desde el hospital. Quizás le pidió
que venga a buscarme y decidió molestarme un poco primero, castigarme por estar
aquí afuera con su hermano. Me lo merezco.
-
¿Hay alguien allí? Di algo, - grito. Sueno más valiente de lo que me siento. –
Vamos, es tarde, no estoy de humor para esta basura.
Doy
unos pasos hacia la fuente del sonido, forzándome a no lucir asustada. Alguien podría estar grabándome
desde los árboles. En el Juego de las Mentiras, nunca sabes cuándo una de tus
amigas está grabándote mientras luces como una idiota, o mientras te hacen caer
en una trampa. Siempre estás esperando tu merecido. Solía ser divertido. Yo
solía apreciar la adrenalina, esa sensación de estar un poco fuera de control.
Pero eso era cuando teníamos un freno de emergencias. Antes de que yo lo
destruyera.
Justo
hace algunas semanas, pretendí que mi auto se murió en las líneas del tren. Fue
una buena broma. Pero durante esa artimaña, hice lo imperdonable: Dije,
Lo juro con mi vida, la frase que sólo se
suponía que usáramos si estábamos en verdaderos problemas. En el momento
parecía una idea genial. Nuestras bromas estaban empezando a volverse
predecibles y añejas. Estábamos tan acostumbradas a nuestros trucos que
podíamos verlos venir desde metros de distancia, y arruinarlos antes de que
tuvieran la oportunidad de ponerse buenos. Romper la regla de las palabras
seguras era la única forma de mantener el juego interesante.
Pero
desde entonces, el juego se había vuelto un poco demasiado interesante. Mis
amigas me secuestraron de mentira una semana después y filmaron a mi hermana
estrangulándome hasta quedar inconsciente con mi propio collar. Me dejó un gran
moretón en la garganta; gasté tres botellas de corrector en una semana
intentando cubrirlo. Garrett lo notó una noche cuando estábamos esperando una
mesa en el Café Poca Cosa y se asustó—preguntó qué pasó, pero yo menosprecié su
pregunta. Lo que ocurre en el Juego de las Mentiras se queda en el Juego de las
Mentiras.
Antes
de esa noche, nunca habíamos llegado a lo físico. Las varas habían sido
elevadas, y no es tan divertido como esperaba—he estado nerviosa desde
entonces, constantemente esperando que
algo malo suceda. Una vez que has roto una regla como esa, no puedes
arreglarlo.
-
¿Mads? ¿Char? – doy otro paso hacia los árboles, entrecerrando los ojos hacia
la oscuridad. Tengo la boca seca. Pienso en el extraño en mi auto, echando
abajo a Thayer. Quien sea que lo golpeó podría estar todavía allí afuera, ocultándose
en las sombras. Intento tragar saliva, pero es como si tuviera la garganta
llena de arena. A algunos metros de distancia una lechuza ulula suavemente,
haciéndome saltar.
-
¿Chicas? – mi voz suena demasiado aguda. Aclaro mi garganta y lo vuelvo a
intentar. – Como sea, perras. Su patético acto de psicópata no está engañando a
nadie. – Le doy la espalda a la banca, con las manos temblando mientras me
pongo la cartera sobre el hombro y comienzo a caminar hacia el sendero.
Estoy
cansada de no poder confiar en nadie—ni siquiera mis mejores amigas. Quizás es
hora de terminar el Juego de las Mentiras. Intento imaginarme sus reacciones a
esa idea. Charlotte se va a volver una alfa y me va a decir que no es decisión
mía que termine. Madeline va a intentar persuadir y convencer. Laurel va a
ponerse depresiva y reclamar que solo lo estoy terminando para herirla a ella
después de que trabajó tanto para unirse. Pero odio que esta, entre todas las
noches, después de todo por lo que he pasado, estoy asustándome porque pienso
que mis propias amigas están en algo. Así no es como se supone que la amistad
funcione.
El
camino hacia el estacionamiento es inclinado y peligroso, cubierto de raíces y
piedras. Comienzo a bajarlo lentamente, inclinándome hacia atrás para balancearme.
Cuando la luna desaparece tras un denso grupo de nubes, tengo que palpar el
camino en la oscuridad. Allí es cuando siento la mano de alguien en mi hombro.
-
Sutton, - gruñe una voz detrás de mí, severa y enojada. El olor a whiskey se
mezcla asquerosamente con el de la menta verde.
Pero
conozco esa voz. Y tan pronto noto quién es, me doy cuenta de lo mucho que
estoy en problemas.
Es
Garrett.
Capítulo Anterior - Próximo Capítulo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)
Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)