La tarde siguiente, Emma e Ethan
caminaban por un sendero limpio y con colinas en el Parque Montañés de Tucson.
Emma se ajustó una bufanda de cachemira gris alrededor de su cuello, temblando
con el helado aire invernal. Las rocas brillaban de un color dorado rojizo
gracias al sol del atardecer, y Emma e Ethan iban tomados de las manos mientras
caminaban, con los dedos entrelazados.
A Emma le gustaba el paisaje
desértico. Se había sentido como si alguien hubiera estado siguiéndola desde el
momento en que llegó a Tucson, pero no había mucho donde ocultarse en este
amplio y extenso sendero. El asesino de Sutton tendría dificultades para
acecharla aquí.
Al caminar, le contó a Ethan sobre
la reunión familiar de los Mercer. Él escuchó cuidadosamente, con sus ojos
hacia adelante en el camino. – Van a buscarme, Ethan, y no es como que hubiera
cubierto mi rastro. – Pensó en cada episodio de CSI que había visto. Si tenías conexión a internet y uno o dos
testigos, era ridículamente fácil rastrear el paradero de las personas.
Llegaron a un acantilado con un área
de picnic cubierto que tenía vista al parque. Un gordo mapache levantó su
mirada despreocupadamente desde un envoltorio de McDonald’s cuando se
acercaron, luego se metió en la maleza. Emma se sentó sobre la mesa de picnic,
buscando en su mochila una botella de agua. Tomó un gran trago, y luego se la
pasó a Ethan.
- Todos estamos en peligro. – Lo
miró miserablemente. – Tú, yo, mi familia. Tenemos que resolver esto, y rápido.
Él puso un brazo alrededor de ella y
la acercó a su lado protectoramente. Ella se apoyó contra su hombro, respirando
el olor a ropa limpia de su camisa de franela.
- Bien, entonces hemos descartado a
Laurel, Thayer, Madeline, Charlotte, el Sr. Mercer, Becky, y las Gemelas
Twitter, - dijo, tachando los amigos y familia de Sutton uno en uno. - ¿Estamos
completamente seguros de que no fue algo como… un crimen cualquiera? Digo,
¿quizás fue un vagabundo o algo así?
Emma sacudió su cabeza. – El asesino
sabe demasiada información sobre Sutton como para que sea un crimen cualquiera.
Dónde vive, cuál es su horario, la importancia de su collar…. El asesino se lo
sacó del cuello y me lo dejó a mí, sabiendo que yo no sería un reemplazo
realista a menos que lo lleve puesto. – tiritó. – Este asesinato fue algo
personal.
Ethan asintió. – Supongo que estas
en lo cierto.
- ¿Sabes a quién no hemos
investigado? – Emma dijo tranquilamente. – Garrett. – Puso al día a Ethan sobre
el comentario de Garrett de que ella “a penas conocía” a Nisha, y la revelación
de Laurel de que Garrett había sido temperamental con Sutton.
- Wow. – Ethan se rascó el mentón
pensativamente. – No sé mucho realmente sobre Garrett. Tuvimos Historia
Avanzada juntos el año pasado, pero no nos movemos en los mismos círculos
realmente. Sé que faltaba mucho por alguna clase de emergencia familiar durante
la primavera, pero nunca supe cuál era la historia.
Emma se mordió la uña del pulgar. En
la única cita real que había tenido con él, Garrett había mencionado algo sobre
su hermana. Charlotte estuvo ahí para mí
durante todo lo que pasó con Louisa, dijo él. En el momento no se le había
podido ocurrir una forma sutil de preguntarle de qué estaba hablando. - ¿Qué
hay de Louisa? ¿La conoces? – preguntó.
Él dijo que no con la cabeza. – No
muy bien. Es más bien reservada.
- La he visto con Celeste. Supongo
que se llevan bien. – Emma tomó otro trago de agua y suspiró. – Aunque Garrett
no me da la impresión de ser del tipo mente maestra. Quien sea que hizo esto ha tenido que orquestar
una coartada bastante complicada—ocultar el cuerpo de Sutton y su auto, hacer
que yo venga a Tucson, observarme para asegurarse de que esté siguiendo el
juego. Pero Garrett ni siquiera pudo escoger un restaurant cuando salimos. Me
dejó decidirlo todo. – Se puso a enrollar un mechón de cabello en su dedo
índice, con tanta fuerza que le cortó la circulación. – Pensándolo bien, quizás
es un buen actor. ¿No es que así son los psicópatas? Son manipuladores, muy
buenos para armar una fachada.
Ethan levantó una ceja. – No sabía
que mi novia era una experta en psicología criminal.
Sus labios formaron una sonrisa
burlona. – Si no lo era antes, lo voy a ser para cuando esto acabe.
Otro pensamiento apareció en su
cabeza, uno que la hizo enderezarse. – Sabes, no he logrado averiguar cómo es
que el asesino entró a la casa de Charlotte esa noche que me estranguló. Pero
si fue Garrett… - Miró a Ethan de manera significativa.
La boca de Ethan se abrió. – Él
salió con ella antes de salir con Sutton.
- Él podría haber tenido los códigos
de alarma, - Emma dijo, luego se detuvo. – Y luego salió con Nisha.
Se miraron entre sí con
incertidumbre. Y luego Nisha murió,
también. La tácita frase que flotaba en el aire entre ellos.
Ethan se lamió los labios. – Si fue
Garrett, eso tiene sentido. Quizás vio algo mientras salían, y sólo lo supo
hace dos semanas.
Emma suspiró. – Pero todo es
especulación, ¿No? No tenemos nada de evidencia que lo ponga en la escena.
- Sí, pero definitivamente tenemos suficientes
razones para sospechar de él, - Ethan dijo. – En los casos de asesinato, la
policía casi siempre investiga primero al esposo o al novio.
Emma volvió a pensar en el baile de
bienvenida, cuando Garrett la había arrinconado en un armario de escobas para
gritarle sobre su ruptura. Él estaba borracho, casi violento, torciéndole la
muñeca para mantenerla allí en contra de su voluntad. Y ahora recordó algo más—él
mencionó a Thayer. Todos vieron esa pelea
entre ustedes justo antes de que se fuera. Él te amaba.
- ¿Y si se enteró de Sutton y
Thayer? – su garganta se secó al imaginárselo. – Podría haberla seguido hasta
el cañón esa noche y haberlos pillado juntos.
- Eso sería un motivo real, - dijo
Ethan.
Ella asintió, el vello e la parte de
atrás de su cuello se erizó. De repente, los recuerdos de su breve “relación”
con Garrett lucían mucho más tenebrosos. Él actuaba como si realmente pensara
que era Sutton, pero quizás la estaba probando, entrenándola para que nadie se
entere de que Sutton estaba muerta. La imagen de la cama de Sutton, cubierta de
pétalos de rosa, regresó a su mente, y sintió escalofríos. ¿Y si había estado
intentando convertirla en la Sutton que él había querido siempre?
Busqué en mi cerebro algún recuerdo
de mi verano con Garrett. No recordaba nada sospechoso—aunque tampoco recordaba
pelear de la forma en que Laurel dijo que peleábamos. Los días después de haber
despertado de mi muerte, había sentido una especie de tibio hormigueo hacia
Garrett cada vez que Emma lo veía o le hablaba. Yo había pensado que había
estado enamorada de él en vida, incluso si no podía recordar por qué. Pero
ahora todo lo que sentía era un hormigueo de ansiedad.
- Voy a averiguar, - dijo
finalmente. – Quizás Charlotte o Mads saben algo que podría ayudar. – O Thayer, pensó, aunque no lo dijo en
voz alta. Ethan había tenido celos de Thayer desde el comienzo— y no había
ayudado el hecho de que pilló a Thayer besando a Emma una semana atrás.
Siquiera mencionar su nombre era suficiente para provocar fácil una media hora
de silencio pensativo en Ethan.
Miró hacia el paisaje, el aire de la
montaña se sentía fresco en sus pulmones. A algunas millas de distancia, vio un
halcón dejándose llevar en una ráfaga de viento. Ethan abrió una bolsa de snack
y sacó un M&M, metiendo uno en la boca de Emma. Ella masticó el dulce y le
sonrió. De repente estaba simplemente feliz por estar con Ethan, lejos de las
miradas entrometidas. A penas habían estado a solas desde la noche de la fiesta
de Charlotte, cuando hicieron el amor por primera vez. El recuerdo le provocó
un sonrojamiento de placer vergonzoso en las mejillas y la exaltó.
- ¿Creciste con todo el folclore del
patio de juegos de los M&M? – preguntó tímidamente. Él ladeó su cabeza.
- ¿Ah?
- Ya sabes, ¿las leyendas urbanas
sobre lo que significan los distintos colores? – le quitó la bolsa de snacks y
buscó más allá de las nueces y las pasas para encontrar más dulces. – Los
naranjos son buena suerte, - dijo, levantando uno. – Definitivamente lo
necesitaba. – Se lo llevó a la boca. – Amarillo es lo que le das a alguien si
sólo quieres que sean amigos.- Dejó caer un dulce amarillo de vuelta en la
bolsa. – Rojo es para confesar cuando amas a alguien… Toma, puedes quedártelo. ¿Y
verde? – Le dio una mirada maliciosa. – Son para cuando quieres… emocionar a
alguien.
Las mejillas de Ethan se pusieron
rosadas, pero tenía una sonrisa de deslumbro en la cara. – Emocionado, ¿eh?
Levantó uno frente a sus labios,
pero él dijo que no, acercándola. – No lo necesito,- le susurró al oído. – Tú
ya me vuelves lo suficientemente loco.
La piel de Emma cosquilleó cuando él
le dio un beso apasionado, uno que abrió paso a más besos. Todas las
preocupaciones que le quedaban—sobre el asesino, sobre Nisha, sobre su familia—desaparecieron.
Mientras estaba en los brazos de Ethan, estaba más feliz de lo que nunca había
estado.
Yo estaba agradecida de que mi
hermana tuviera algo de acción. Emma se merecía cualquier comodidad que pudiera
tener después de todo por lo que había pasado, incluso si su patético intento
de hablar sucio me haya hecho desear poder taparme los oídos. Pero ella e Ethan
estaban hechos el uno para el otro— y si no había nada más que sea rescatable
de la trampa en la que mi asesino la había atrapado, al menos estaba feliz por
eso.
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